Esta vez, ahora que mucha
gente está con exámenes, quiero escribir sobre los profesores. Tengo como una
necesidad urgente de hablar del tema, pues ando un tanto picada últimamente con
algunos. Y creo que no soy la única.
Sí, os explico. Resulta
que hace no mucho llegó una profesora, cual había sido sustituida el resto del
curso por maternidad. Si la sustituta no era nuestra profe favorita, con esta
nueva el suicidio antes de una de sus clases se nos queda corto. Insisto, muy
corto. Ya podía haber sido la sustituta, la profesora “tan querida”; aguantarla
unos pocos meses, y se acabó el problema. Pero no. Y lo mismo con otro centenar
de profesores con los que nadie entiende ni siquiera porque maldita razón
entran en clase, pues no necesitamos a nadie que saque fotocopias y ocupe la
silla acolchada y giratoria. Gracias, pero no.

verdadera vocación.
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