viernes, 21 de diciembre de 2012

Ganas de algo.


       Hoy tengo ganas de hacer una entrada y ni idea de qué. Siento esas ganas de hacer algo productivo y bueno que te comen por dentro, produciéndote esa sensación de ansiedad terrible y a la vez genial, pero sin saber sobre qué escribir. Sin una base o un tema del que, aun difícilmente, salga algo realmente bueno.

       Ahora mismo estoy sentada en mi habitación, tranquila y feliz, porque tengo que decir, que he acabado los exámenes y bastante bien, al menos, mejor de lo que me esperaba. Pero es esta sensación de angustia por no estar haciendo nada la que hace que me sienta así, porque sé que hay millones de cosas que me hubiera gustado aprender a hacer, pero en vez de eso, llevo hora y media pegada a la pantalla del ordenador, avasallando twitter con tweets sin sentido y quejándome sobre cosas de las que en realidad, me siento orgullosa, como mis amigos o mi vida amorosa.





     Pero al fin y al cavo, me he dado cuenta de que, después de todo, no he desperdiciado tanto el tiempo, ya que acabo de darme cuenta de que la gran mayoría de tuiteros, -lo que debería representar al menos a la gente joven- nos quejamos de vicio absoluto. El ser “la víctima”, es lo que de verdad nos gusta ¿Quién comprenderá algún día esta sociedad tan atravesada?

sábado, 8 de diciembre de 2012

¿Dulce navidad?



       Vacaciones de navidad. Comilonas, regalos y adornos navideños aparte, también están esas molestas tiritas que hay que arrancar, cuanto antes y más rápido mejor, pero con calma, sin que se note.

       ¿Que de qué hablo? Pues no, no deliro, al menos no todavía. Y no me refiero a tiritas literales, sino a esos parientes que hay que visitar por navidades porque si no, al menos mis padres son capaces de desheredarme. ¿Y por qué lo odio tanto? Pues por que son, en su gran mayoría, primos y parientes lo más lejanos imposible, a los que ni nosotros soportamos, ni ellos nos soportan; es mutuo. Toda por la maldita educación y tradición.

      ¡Anda y que le den! Las navidades son para pasarlas con tu verdadera familia, es decir, los amigos, que son la familia que tú realmente eliges, y no la que toca porque tengan la misma sangre. ¿A quién le importa la sangre cuando están por medio los asuntos del corazón? Es absurdo, lo sé, y también incómodo, porque es difícil hablar durante toda una comida y o cena que suele durar los entrantes un par de platos y un larguísimo postre con su café y su copa, que depende el pariente y su capacidad de entablar una conversación de la nada, pues nos conocemos de las navidades anteriores. Con algunos, es insoportable. Y me refiero a todas esas preguntas absurdas sobre los estudios y el trabajo, y poco más, cada uno fingiendo a su manera que se lo está pasando bien, mientras que espera, ansiosa o desesperadamente volver a casa y que las siguientes navidades no lleguen.

       Y esto es lo que me espera mañana y el resto de fines de semana que tengo hasta las navidades. ¿Sobreviviré? Ni idea, pero yo que vosotros le echaba un ojo al blog por si acaso lo consigo y os paso algunos trucos para sobrevivir a esta época tan dura de diciembre, que además ahora sin la paga de navidad será todavía algo peor. Al menos ahora tenemos un nuevo tema que discutir en vez de seguir preguntando por las notas y el tiempo: la crisis. Es un asunto que todo el mundo domina, con distintas opiniones, pero en general, con la misma conclusión que no aportaré por mi falta de experiencia en ladro…digo políticos.

       En resumen, os deseo que no se os haga demasiado pesado, y que habléis mucho sobre la crisis, que está apunto de ser sustituida por el tiempo, tema estrella para los momentos incómodos. ¡A comer mucho, que por el momento no hay recortes en el turrón!