sábado, 4 de agosto de 2012

Vacaciones



       Mi lugar favorito de vacaciones, la costa. Mi debilidad son las playas. Nada de piscinas con hierba artificial y cloro a mogollón que irrita la piel y los ojos hasta el punto de parecer un tomate-vampiro. Además, para qué nos vamos a engañar, en sitios en los que el agua está retenida, circulando una y otra vez por el mismo lugar y nada más que pasada por una depuradora –si en el ayuntamiento tienen dinero para ponerlo en marcha –a mí me da la impresión de que aquello tiene que estar plagado de “aguitas amarillas”.

       Pero supongo que no soy la única a la que le encanten las playas. Aunque también hay gente que las detesta. Por un decir, hace un par de meses, convencí a unos amigos a pasar al otro lado del charco a pasar unas vacaciones en el mar –aunque algunos preferían el interior, pero ganamos por mayoría- con el dinero recaudado cuidando focas y delfines en un zoo. Suena patético y el sueldo lo es aún más, pero son unos animalillos muy graciosos y se pasa de cine –o de zoo- . El caso es que teníamos el itinerario hecho y todo, para pasar una semana en Miami, cuando la … de la agencia de viajes, encima de robarle el novio a mi hermana mayor hace unos años, nos dice que con cuatro mil euros no nos llega ni para el billete de avión. Tuvimos que apañárnoslas en Brazil. Al final, de trece amigos que teníamos pensado ir, cogimos el avión siete.
       De todas formas, tengo que decir, que no me arrepiento de haberme perdido Miami, porque las playas paradisíacas de Brazil nos bastaron para enamorarnos del lugar y querer regresar. Aun así, también tengo que decir, que la causa principal para que algunos de mis amigos quieran volver no son las playas, sino las zalameras muchachas con acento portugués y traseros y escotes inmenson de los hoteles.
Pero supongo que si el año que viene los “famosos recortes” y los desmesurados gastos de la universidad no han causado grandes estragos en el sueldo de mi familia volveremos a unas vacaciones como estas; de mochila en mano y moteles, como a mí me gusta, sólo que esta vez, no quiero que mi familia se las pierda.

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